“Existen dos formas de aproximarse al texto: la confesional y la crítica.” Lourdes Vera Manjarrez

La política no está presente únicamente en los ámbitos institucionales global y nacional: se encuentra también enclavada de manera profunda en otras esferas, entre ellas la literatura bíblica, observó el doctor Felipe Yafe, profesor de estudios de La Biblia en la Universidad Maimónides, de Buenos Aires, Argentina.

Durante una conferencia magistral impartida en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el especialista señaló que existen dos formas de aproximarse al texto bíblico: la confesional o de la fe, que considera La Biblia como el texto que contiene la palabra de Dios –en el caso del pensamiento judío están La Tora y El Pentateuco o los cinco libros de Moisés– y la crítica, es decir, una interpretación desde el punto de vista científico.

Al público –formado por jóvenes estudiantes de la División de Ciencias Sociales y Humanidades– recordó que la revolución positivista y darwinista de fines del siglo XIX permeó todas las ciencias, y los textos bíblicos no fueron la excepción.

La Biblia se convirtió también en objeto de análisis. Los estudios críticos de La Biblia, compartió el profesor del Seminario Rabínico Latinoamericano, “se realizan desde diversas perspectivas, incluidas la literatura comparada, la antropología, la arqueología, la psicología, la sociología y la lingüística”.

Los resultados de tales investigaciones han sido sorprendentes: “se ha determinado, por ejemplo, que los textos bíblicos no fueron escritos al mismo tiempo y que quienes los escribieron tenían una ideología e intencionalidad políticas”, dijo el rabino.

Esto queda claro si se observa que en un mismo capítulo los párrafos no tienen el mismo idioma ni línea ideológica, y que un texto puede identificarse como una crónica real del año 800 a. C. y otro como una crónica real opuesta a la primera y escrita 300 años después.

Sin embargo, todo se armó como un gran mosaico que converge y transmite los pensamientos planteados con intencionalidad.

Como sucede en todo capítulo de la historia, los ganadores son quienes lo escriben; la dinastía o el rey favoritos del autor son ensalzados y los contrarios denostados y ocultados hasta en sus nombres, indicó el autor del libro Profetas, reyes y hacendados en la época bíblica: estudio teológico, sociológico y crítico del Israel preclásico.

Para demostrar que la política se encuentra en los textos sagrados realizó con los alumnos un acercamiento crítico al último capítulo del Primer libro de los reyes, que narra la historia del rey Acab en la que se ofrecen dos finales a la vida del monarca: una muerte violenta y otra en paz.

“¿Cuál de las narraciones es la verdadera y por qué el texto bíblico mantiene contradicciones irreconciliables surgidas de ‘líneas editoriales’ distintas?”, preguntó Yafe en las conclusiones del análisis.

La respuesta se encuentra en la calidad sagrada de los textos: los divulgadores consideraban estos escritos divinos, por lo que las narraciones sobre un mismo suceso pueden ser contradictorias, pero se respetaron y permanecieron.

Los especialistas contemporáneos en estudios críticos de La Biblia pueden identificar las claves políticas de aquellos tiempos y explicar estas discordancias.

Entrevista extraída del Semanario de la UAM.
Fuente: http://www.uam.mx/semanario/xviii_21/files/assets/seo/page6.html« Anterior1Siguiente »

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